Clausura del Patrimonio
PROMOCIÓN Y CERROJO *
José Ignacio Martín Benito
José Ignacio Martín Benito

Según supe después, el vigilante estaba de baja y la Junta no dispone sustitutos ni “correturnos”. La fragua de Compludo no es un caso aislado: la iglesia de Santiago, en Peñalba, ha estado también dos meses cerradas a cal y canto y esta pasada semana lo mismo ha ocurrido con la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada.
Además, de esto, según he sabido, también los cinco Bienes de Interés Cultural de la provincia de León que cuentan con vigilantes [además de los citados, La Pelegrina (Sahagún) y el Castro Ventosa (Cacabelos)] cierran todos los domingos por la tarde, lunes y martes. El problema: la falta de personal. La Junta tiene un vigilante asignado a cada monumento, no más.
Mi pregunta: ¿Es así como contribuye la Junta de Castilla y León a promocionar el patrimonio cultural de la región?
¿Echando el cerrojo? Cuando escribo esto, no puedo por menos de recordar la vieja canción infantil de “A tapar la calle”, que luego promocionaría Pablo Guerrero en versión particular. Aquí, en lugar de la calle, la Junta parece que ha apostado por tapar los monumentos. Es algo así como aquellas Semanas Santas de antes, en las que se tapaban las imágenes porque Cristo había muerto. ¿Quién ha muerto aquí? ¿Tal vez la política de la propia administración regional en materia de patrimonio?
Diríase que más que querer promocionar los lugares históricos, la Junta trata de ocultarlos. ¿Acaso quiere esconder el estado en el que se encuentran? Sí, ya sabemos que en San Miguel de Escalada todavía, a día de hoy, no hay luz eléctrica y la vigilante tiene para calentarse, en los fríos inviernos, una estufa de gas butano. Ya sabemos también que hay problemas de humedad en el subsuelo que hace que se desplomen las aras... Ya sabemos, igualmente, que en la iglesia de Peñalba se fracturan las columnas... ¿Es por ello, por lo que la Junta se resiste a promocionar los monumentos leoneses? Si fuera así, al menos habría que reconocer a la consejería de Cultura que tiene pudor o vergüenza en mostrar al público el estado de los monumentos.
Pero me temo que no, que ni siquiera en esto la Junta goza del beneficio de la duda. Lo que sucede, simple y llanamente es que los responsables políticos no alcanzan a valorar el significado del concepto “promoción”. Equivocadamente, a mi juicio, la consejera Silvia Clemente entiende por promoción irse a las ferias de España y del extranjero, para proclamar las lindezas de la región; pero no se da cuenta que esa promoción, sin tener bien cubierta la retaguardia puede ser un “boomerang” que puede volverse contra nosotros. Si alguien llega con ganas de conocer y disfrutar de nuestro patrimonio cultural y se encuentra con los monumentos cerrados, la propaganda se vuelve en contra, allí donde vaya. El llamado “boca a boca” puede funcionar muy bien, cuando hay algo que mostrar; lo malo es que también puede funcionar a la inversa y espantar a la gente.

¿Es consciente la Junta de Castilla y León de las oportunidades que se pierden cada día que pasa y los monumentos están cerrados? ¿Con estos edificios, singulares en su género, quiere la consejera jugar al escondite con los potenciales visitantes?
Lo que está cerrado no se ve; lo que no se ve se ignora. Difícilmente algo que se ignora puede promocionarse. Difícil es también que algo que no se promociona pueda conocerse. Más difícil es todavía que lo que no se conoce se pueda visitar. Y si no hay visitas no hay turismo; y si no hay turismo, estamos perdiendo una gran oportunidad.
Fotos. Iglesias mozárabes de Santiago de Peñalba y de San Miguel de Escalada.
* Este artículo se publicó en El Diario de León, el 29 de enero de 2007.
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