Fontanas toresanas

RECLAMAN PROTECCIÓN PARA EL CENTENAR DE FUENTES QUE SE CONSERVAN EN TORO
. Manuel Otero presenta un libro de cinco rutas, editado por ProCulto, para dar a conocer estas construcciones

M. J. Cachazo

El Norte de Castilla

Más de un centenar de antiguas fuentes se conservan en el término municipa de Toro, aunque precisan de una urgente protección para evitar su desaparición. Así lo expuso el profesor Manuel Otero en la presentación del libro 'Caminos de las fuentes. Rutas para conocer las viejas fuentes del término de Toro', editado por la asociación ProCulto y que fue presentado en la noche del viernes en la Casa Municipal de Cultura.
La publicación, explicó Otero «es una especie de extracto final de un libro más extenso» que publicará próximamente el Instituto de Estudios Zamoranos (IEZ) Florián de Ocampo. No obstante, en el trabajo editado por ProCulto los toresanos podrán descubrir cinco rutas diferentes para conocer algunas de las fuentes más importantes de cuantas se conservan en Toro.
La primera de las rutas recorre las fuentes del sur del Duero, la segunda las del sur y Valdefijnas, mientras que en la tercera se han incluido las de Sariñana-Castrillo. Las dos últimas rutas que Otero incluye en esta publicación son la que recorre las fuentes del norte del Duero y la de la ribera norte.
En el término municipal de Toro se conservan 114 fuentes, aunque «algunas son germinadas, es decir, son dos fuentes que van al mismo sitio, como la del Tejar de Tagarabuena, indicó Otero.
En cuanto al estado de conservación de este legado etnográfico, resaltó que, en general, «están muy mal», salvo las nueve que recuperó hace años el grupo ecologista Adalia y otras seis que son privadas y que el propietario se ha encargado de restaurar y conservar.
Pero este patrimonio precisa «más protección», como subrayó el autor del libro, que recordó que durante el pasado invierno «tiraron una fuente, la de Guisado, con toda probabilidad algún tractor que se ha acercado demasiado y ha hundido toda la cubierta».
No es el único ejemplo de destrucción. Otero ha podido comprobar en los últimos años «el paso inexorable de la ruina del tiempo, cuando no de la barbarie del hombre, que ha hecho desaparecer más de una docena de fuentes», como la Mesa, Cañero, Valdeusenda, Valorio, La Raposa, el Hospital, Valderrodrigo, el Cristo, Casa Carbajosa, Villabeza, regato Confiteros, el Tollo, las de la casa Alonso en el Vao o la de la carretera de Zamora.

Ni una multa
Aunque la Concejalía de Urbanismo le comunicó que estas fuentes iban a ser dotadas de una protección especial, «de momento han tirado una este invierno y ni siquiera han multado al autor; así nos va», lamentó Manuel Otero. A su juicio, las fuentes «más interesantes» de cuantas se conservan en Toro son de finales del siglo XV y principios del XVI, aunque la más antigua, la de Barzolema, situada en el límite con Villalube, podría tener un origen romano.
Tal y como se recoge en este libro, «con la aniquilación de esas fuentes desparece un patrimonio cultural, etnográfico, sentimental y estético con muchos siglos de historia, una parte de nosotros mismos, porque son las huellas dactilares del espíritu de todo un pueblo que no ha sabido o no ha querido mirar a su pasado más noble, a la historia ancestral de aquellos campesinos que durante siglos ordenaron su vida y sus sudores con el auxilio básico de esas humildes afloraciones de agua».

Subvención
La edición de este libro de rutas para conocer las fuentes de Toro ha sido posible gracias a una subvención concedida por el Ministerio de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, dentro del programa de voluntariado de ríos denominado 'Entrepuentes de Toro: acondicionamiento de fuentes de la ribera norte del río Duero', y con el que voluntarios de ProCulto han conseguido recuperar tres fuentes y la denominada ruta de la ribera, entre los puentes de hierro y de piedra de Toro.