El patrimonio de Castilla y León

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viernes, 24 de enero de 2014

Medina del Campo

GOTERAS EN LA IGLESIA DE SAN ANTOLÍN
La imagen de la Virgen de la Soledad ha tenido que ser desplazada a la sacristía

La imagen de la Virgen de la Soledad (siglo XVI) ha abandonado su lugar habitual de descanso, el retablo de la Epístola de la capilla de Nuestra Señora de las Angustias de la Colegiata de San Antolín, para ser trasladada de manera transitoria a la sacristía del templo. Este cambio de emplazamiento está motivado por una gran gotera que si el Arzobispado de Valladolid no pone remedio, acarreará un grave problema tanto a los feligreses como al párroco, Rodolfo García, quien lleva tres años esperando a que le den una solución a este problema.
«Llevo años detrás del Arzobispado para que me arreglen esta gotera y el resto de humedades y nadie me hace caso, a pesar de que el Arzobispado conoce de primera mano lo que está ocurriendo, ya que les envió correos electrónicos, fotos y voy en persona hasta Valladolid para intentar solucionar algo», comentó García, quien mientras espera la respuesta del Arzobispado para ver si tanto ellos como la Junta de Castilla y León habilitan una partida presupuestaria para retejar los cuatro metros cuadrados de tejado en malas condiciones, tiene que sufrir durante las misas el desprendimiento de cascotes. «Esta situación es más preocupante en las misas de niños porque me da miedo de que se caiga algo de yeso y tengamos un disgusto».
Por el momento, el párroco, además de cambiar a la Soledad para preservar su seguridad, agradece que no haya pasado nada y, «gracias a Dios, los dos lienzos que hay en el retablo barroco, que son valiosísimos, se han salvado y no se han mojado», pero lamenta esta situación que «tarde o temprano tendrá que finalizar y nos tendrán que arreglar la gotera y todas las humedades porque no podemos seguir así y la parroquia no tiene dinero para pagar el arreglo».
Desde hace tres años García imparte misa en el templo más importante de Medina del Campo durante las mañanas y las tardes-noche. Las eucaristías –hasta seis al día– y el aumento de feligreses (un centenar de niños para tomar la comunión y más de 70 para confirmarse para este año) hacen que la capilla de las Angustias, que se utiliza durante el invierno para ahorrar en calefacción en la nave central, sea el punto de encuentro de los católicos practicantes de la localidad.
«La semana pasada, con las lluvias y después con el deshielo de la nieve, durante una misa de niños caía agua que chorreaba por todos los lados», comentó García, quien se alarmó porque el charco de agua alcanzó el metro y medio y llegaba más allá del retablo, por lo que el manto de la Soledad y la talla se empaparon».
A pesar de que el párroco remitió su preocupación en multitud de correos electrónicos al Arzobispado en los que adjuntó fotografías de la gotera y de las diversas humedades del templo, estos «siempre me dan la negativa por respuesta argumentando que no tienen dinero». El cura de la Colegiata también presentó la reclamación de ayuda en noviembre pasado ante la delegación territorial de la Junta de Castilla y León. Dos meses después, ni la Junta de Castilla y León ni el Arzobispado han comunicado al párroco si finalmente llegará una partida presupuestaria para arreglar la gotera. Ya no es solo un problema de la iglesia, sino que «los vecinos del bloque de al lado ya han comunicado que tienen humedades además de los problemas derivados de los palominos», explica. Esta gotera no es el único problema de humedades que tiene el templo: el afamado balcón en el que se encuentra la Virgen del Pópulo también tendría un grave problema de humedades al igual que parte de la capilla del Cristo de la Concepción (Quiñones) y de la casa del campanero.
«Cuando se hizo la última rehabilitación de la iglesia no se debió acometer de manera correcta ya que estamos sufriendo graves problemas de humedades», explicó el párroco, quien lamentó la imposibilidad de acometer una obra global que pusiera fin a estos problemas.
El resto del agua, que llega a una altura considerable, también es un denominador común de la zona anexa a la capilla de las Angustias, donde además de haber un gran desprendimiento con posibilidad de derrumbe, se encharca con demasiada frecuencia. «Esta zona es muy peligrosa ya que el techo se está cayendo», señaló García, quien si tuviera dinero suficiente dispondría en ese espacio un área destinado para las catequesis y confirmaciones.


Foto: Estado de la cubierta de San Antolín (El Día de Valladolid)

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