El patrimonio de Castilla y León

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miércoles, 19 de septiembre de 2007

Patrimonio toresano (2)

CIRUGÍA DE URGENCIA PARA LA COLEGIATA
Expertos y ciudadanos reclaman a la Junta que desarrolle el Plan Director redactado en el añ0 2000

La Opinión de Zamora, 19 septiembre 2007
M. B.


La caída de uno de los bolos de la espadaña de la Colegiata ha propiciado que se unan las voces de quienes reclaman una intervención urgente en este emblemático templo toresano, sacando de nuevo a la palestra algo que los expertos y responsables del mismo venían denunciando desde hace tiempo: el mal estado que presentan algunos elementos decorativos y arquitectónicos. Desde todos los ámbitos se pide a la Junta de Castilla y León que actúe en el monumento desarrollando el Plan Director que en el año 2000 mandó redactar al arquitecto zamorano Angel Casaseca.

Es más que probable que hoy se conozca la postura del Ejecutivo Autonómico con respecto a este asunto, ya que esta mañana podría ser abordado en la Comisión Provincial de Patrimonio, sobre todo teniendo en cuenta que en la mañana de ayer se desplazaron a Toro los técnicos para evaluar la situación de lo ocurrido con el incidente del pasado lunes de madrugada. Por su parte, el Obispado se pronunciaba ayer a través del Delegado Diocesano de Patrimonio Cultural, José Angel Rivera de las Eras, quien afirmó «coincidir plenamente» con lo manifestado por el comisionado José Navarro Talegón y por el párroco de la Colegiata Timoteo Gamazo. No obstante, puntualizó que lo sucedido «es algo que puede ocurrir en cualquier monumento de cualquier lugar que esté a la intemperie de forma continuada, debido a la acción de la climatología». Así las cosas, según matizó, «hay, por tanto, que relativizar lo ocurrido», aunque, debe «servir para denunciar que es necesario intervenir y que hay un Plan Director sobre el que hay que actuar agilizando los proyectos». Rivera de las Eras es consciente de que el patrimonio cultural no solo de Toro, sino de la provincia es muy vasto, pero por eso recuerda que «hay que priorizar», actuando sobre los monumentos que están declarados Bienes de Interés Cultural, como es el caso de la Colegiata, que lo está desde 1892. «Si en Zamora hay más de 300 iglesias, hay primero que intervenir en las 30 o 40 que son BIC», ha subrayado en este sentido. Respecto a la labor del Obispado en la restauración patrimonial, Rivera señala que actúa «con criterios de urgencia» y puntualiza que «el Obispado hace muchas cosas, pero no las publicita como hacen las administraciones, puesto que están utilizando dineros públicos».

También el Partido Socialista se manifestaba ayer al respecto, presentando una proposición no de ley en las Cortes de Castilla y León, en la que instan a la Junta a «intervenir de forma urgente» en este templo del siglo XII, acometer su restauración e incluir una partida para este fin en los presupuestos de 2008». El procurador Martín Benito criticó que la Dirección General de Patrimonio de la Junta aún no haya respondido al informe sobre el estado de conservación de los elementos decorativos de la iglesia elaborado por José Navarro Talegón el pasado año.

La última intervención de calado en la Colegiata por parte de la Junta se gestó en el año 1999, cuando en el plan de inversiones destinado a restaurar el patrimonio histórico-artístico de la Iglesia en la región durante el bienio 1999-2000, incluyó la redacción del Plan Director de la iglesia de Santa María la Mayor, La Colegiata, así como un proyecto de obra para sanear las cubiertas del templo. El plan de inversiones estaba dotado con 5.500 millones de pesetas, de los cuales cuatro estaban destinado a la redacción del Plan Director mencionado y dos a la redacción del proyecto de restauración de los tejados. Finalmente, en las cubiertas se intervino en el año 2000 con una subvención de cerca de 52 millones de pesetas -unos 312.000 euros-, siguiendo el proyecto que fue redactado por el arquitecto toresano Claudio Pedrero. La actuación supuso la recolocación de las tejas, la limpieza de canales de desagüe y de las caras del tambor, la sustitución de elementos de carpintería, la correcta colocación del pararrayos y la protección de algunos huecos para impedir la entrada de palomas, pues sus restos biológicos -conocidos como palomino- atacan la piedra. Además, incluyó la protección de las cubiertas de las naves laterales, la capilla mayor y los tres ábsides con la superposición de una cobertura de cobre.

El Plan Director fue presentado a la Junta en el año 2000 y su finalidad era y es la de servir a la Administración regional para que planifique las inversiones para futuras actuaciones en el templo toresano. El documento redactado por Casaseca preveía una inversión global de 500 millones de pesetas. Según recordaba ayer mismo el arquitecto a este diario, en el informe «no se mencionaban como especialmente deteriorados los bolos de la espadaña», uno de los cuales se desprendió el lunes. Por el contrario, el estudio petrológico que fue encargado por Casaseca sí hace alusión a los daños que registra el pilar septentrional del interior de la iglesia, aunque su resultado determinó que no eran «preocupantes».


Un plan de tres millones de euros

De los 3 millones de euros -500 millones de pesetas- en los que el arquitecto Angel Casaseca cifró en el Plan Director las necesidades de inversión en la Colegiata, el 30% se destinaban a actuaciones sobre elementos pétreos, especialmente sobre el pilar septentrional del interior. En este apartado se incluyen trabajos destinados a recuperar la imagen del edificio como restauraciones en las torre, las ventanas, las vidrieras, los tragaluces, las fachadas o la instalación de un sistema antipalomas. Otro 20% de centraría en actuaciones sobre bienes muebles y otro 30% en intervenciones puntuales no urgentes en distintos elementos. El plan contemplaba, además, la creación de un museo en un edificio anejo a la iglesia, para lo cual se preveía una inversión del 20% del presupuesto global. El documento refleja, así mismo, las «irregularidades constructivas» del monumento, que, según dijo en su día Casaseca, «han conducido equivocadamente a la consideración de obra menor entre las de este tipo, lo cual obedece más a un sentido de complejidad e indecisión que al de mera torpeza», y deja patente que su trazado se centró en criterios escolásticos y pitagóricos basados en la sección áurea.

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