Siega Verde
UN YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO "TOCADO" POR LA FORTUNA
J. G. Trevín y Recio
En el pequeño Ayuntamiento de Villar de la Yegua, un pueblo de poco más de 200 habitantes a 110 kilómetros de Salamanca capital, luce una pancarta en la que puede leerse «Siega Verde, Patrimonio de la Humanidad. Felicidades a todos».
El yacimiento de Siega Verde está casado con la fortuna. La orografía del terreno ha propiciado que apenas se note la mano del hombre en su entorno, de manera que su conservación, pese a la acción de algunos desaprensivos, es excepcional.
La estación de Siega Verde está compuesta por 540 figuras, agrupadas en 17 conjuntos. Los animales más representados son caballos, ciervos, uros y cabras, aunque las imágenes de especies hoy extinguidas y propias de climas glaciares, como los renos, los bisontes o los rinocerontes lanudos, indican su pertenencia a una época muy lejana, en la que alternaron momentos más templados con otros muy fríos.
Las figuras aparecen, habitualmente, en pequeños grupos de entre dos y seis asociaciones, en forma de paneles de mediano y gran tamaño aunque también son frecuentes las imágenes aisladas representadas en pequeños afloramientos rocosos. La antigüedad del yacimiento está fechada entre los años 22.000 y 11.000 antes de Cristo.
Las técnicas utilizadas por los antiguos pobladores de la zona fueron el grabado fino, un dibujo a través de una delgada línea, muy usual para representar las figuras de menor tamaño, y el piqueteado, que delimita a base de puntos el contorno de la figura. Los especialistas han reconocido, además, evidencias de abrasión o raspado, que da lugar a surcos más anchos o profundos.
El yacimiento de Siega Verde está casado con la fortuna. La orografía del terreno ha propiciado que apenas se note la mano del hombre en su entorno, de manera que su conservación, pese a la acción de algunos desaprensivos, es excepcional.
La estación de Siega Verde está compuesta por 540 figuras, agrupadas en 17 conjuntos. Los animales más representados son caballos, ciervos, uros y cabras, aunque las imágenes de especies hoy extinguidas y propias de climas glaciares, como los renos, los bisontes o los rinocerontes lanudos, indican su pertenencia a una época muy lejana, en la que alternaron momentos más templados con otros muy fríos.
Las figuras aparecen, habitualmente, en pequeños grupos de entre dos y seis asociaciones, en forma de paneles de mediano y gran tamaño aunque también son frecuentes las imágenes aisladas representadas en pequeños afloramientos rocosos. La antigüedad del yacimiento está fechada entre los años 22.000 y 11.000 antes de Cristo.
Las técnicas utilizadas por los antiguos pobladores de la zona fueron el grabado fino, un dibujo a través de una delgada línea, muy usual para representar las figuras de menor tamaño, y el piqueteado, que delimita a base de puntos el contorno de la figura. Los especialistas han reconocido, además, evidencias de abrasión o raspado, que da lugar a surcos más anchos o profundos.
Etiquetas: arte rupestre
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