Minería romana
IDENTIFICAN MÁS DE 50 KM. DE CANALIZACIÓN ROMANA EN OMAÑA
El ayuntamiento de Murias de Paredes ya prepara un proyecto para convertir en vía senderista uno de estos «carreliegos» que culmina en las poco conocidas «Miédolas»
E. Gancedo
Diario de León
La intensidad con la que minería romana horadó amplias extensiones montañosas de León para obtener oro no cesa de sorprender aún hoy. Son bien conocidos los canales de la Cabrera, un ciclópeo trabajo de talla en plena roca que cuenta con la segunda conducción de agua más larga de la antigüedad, así como las célebres Médulas de Orellán, Patrimonio de la Humanidad, pero quizá no lo sean tanto los vestigios de esta minería en la comarca de Omaña, pese a su extensión e interés histórico. Los miembros de Promonumenta, la asociación cultural en defensa del patrimonio leonés, acudieron el pasado fin de semana a aquella zona para conocer de cerca, y con ayuda de expertos, las características, estado y posibilidades de recuperación de estos, como llaman allí, carreliegos o carriliegos .
La actividad fue dirigida por el profesor de Geografía de la Universidad de Valladolid Alipio García, la arqueóloga e historiadora María Luz González y el ingeniero técnico de minas Roberto Matías. La visita se centró sobre todo en el valle de Samario, al inicio de los carreliegos romanos (el llamado Cuartín de los Moros ) y la visita al yacimiento aurífero de las Miédolas en Villaviciosa de la Ribera. Posteriormente, en el ayuntamiento de Valdesamario se impartió una conferencia sobre la minería romana en el área de Omaña-Alto Órbigo.
El profesor Alipio García explicaba a este periódico que la intención del recorrido era «revisar todo el conjunto de las Miédolas omañesas, una explotación diferente de las Médulas bercianas pero muy interesante y singular». Los participantes recorrieron, identificándolos, esta amplia red de canales que suman, juntos, más de 50 kilómetros, diseñados para traer el agua «nada menos que desde la Sierra del Suspirón, a una veintena de kilómetros de distancia», informó Alipio García.
«En concreto, hay tres canales principales: dos de ellos discurren en paralelo, uno de ellos desde Murias de Ponjos y otro desde más abajo, desde el pueblo de Ponjos; recorren la ladera derecha de Valdesamario y desembocan en las Miédolas. Uno tiene 21 kilómetros y medio y el otro, 17 kilómetros y medio», continúa este buen conocedor de la zona, no en vano es omañés, de Villanueva.
«Pero también hay otro más arriba, y más interesante todavía -”avisa García de Celis-”, que nace al pie del monte Arcos de Agua, en la cara Norte del Suspirón, y que, por El Pando, pasa a la cuenca del Tremor, de ahí salta otra vez a la cuenca del Omaña y desemboca en uno de los canales antes citados tras recorrer 8 kilómetros y medio. Comprobar cómo hace dos mil años abrieron este canal en la roca viva a 1.800 metros de altura resulta sorprendente».
Alipio García de Celis, como muchos otros expertos y como los miembros de Promonumenta -”que hoy emprendían una limpieza en otro lugar mágico, el castillo de Balboa-”, cree que estos canales que aúnan historia y mitología (el pueblo pensaba que los habían hecho unos seres míticos, los moros o mouros ), y que discurren por zonas de enorme valor natural, podrían convertirse en unos muy atractivos caminos senderistas. Y recuerda que el ayuntamiento de Murias de Paredes ya prepara, dentro de la Reserva de la Biosfera Omaña-Luna, un plan para hacer, de uno de ellos, una vía verde para el turismo.
Foto. Miembros de Promonumenta asesorados por profesores y técnicos.
La intensidad con la que minería romana horadó amplias extensiones montañosas de León para obtener oro no cesa de sorprender aún hoy. Son bien conocidos los canales de la Cabrera, un ciclópeo trabajo de talla en plena roca que cuenta con la segunda conducción de agua más larga de la antigüedad, así como las célebres Médulas de Orellán, Patrimonio de la Humanidad, pero quizá no lo sean tanto los vestigios de esta minería en la comarca de Omaña, pese a su extensión e interés histórico. Los miembros de Promonumenta, la asociación cultural en defensa del patrimonio leonés, acudieron el pasado fin de semana a aquella zona para conocer de cerca, y con ayuda de expertos, las características, estado y posibilidades de recuperación de estos, como llaman allí, carreliegos o carriliegos .
La actividad fue dirigida por el profesor de Geografía de la Universidad de Valladolid Alipio García, la arqueóloga e historiadora María Luz González y el ingeniero técnico de minas Roberto Matías. La visita se centró sobre todo en el valle de Samario, al inicio de los carreliegos romanos (el llamado Cuartín de los Moros ) y la visita al yacimiento aurífero de las Miédolas en Villaviciosa de la Ribera. Posteriormente, en el ayuntamiento de Valdesamario se impartió una conferencia sobre la minería romana en el área de Omaña-Alto Órbigo.
El profesor Alipio García explicaba a este periódico que la intención del recorrido era «revisar todo el conjunto de las Miédolas omañesas, una explotación diferente de las Médulas bercianas pero muy interesante y singular». Los participantes recorrieron, identificándolos, esta amplia red de canales que suman, juntos, más de 50 kilómetros, diseñados para traer el agua «nada menos que desde la Sierra del Suspirón, a una veintena de kilómetros de distancia», informó Alipio García.
«En concreto, hay tres canales principales: dos de ellos discurren en paralelo, uno de ellos desde Murias de Ponjos y otro desde más abajo, desde el pueblo de Ponjos; recorren la ladera derecha de Valdesamario y desembocan en las Miédolas. Uno tiene 21 kilómetros y medio y el otro, 17 kilómetros y medio», continúa este buen conocedor de la zona, no en vano es omañés, de Villanueva.
«Pero también hay otro más arriba, y más interesante todavía -”avisa García de Celis-”, que nace al pie del monte Arcos de Agua, en la cara Norte del Suspirón, y que, por El Pando, pasa a la cuenca del Tremor, de ahí salta otra vez a la cuenca del Omaña y desemboca en uno de los canales antes citados tras recorrer 8 kilómetros y medio. Comprobar cómo hace dos mil años abrieron este canal en la roca viva a 1.800 metros de altura resulta sorprendente».
Alipio García de Celis, como muchos otros expertos y como los miembros de Promonumenta -”que hoy emprendían una limpieza en otro lugar mágico, el castillo de Balboa-”, cree que estos canales que aúnan historia y mitología (el pueblo pensaba que los habían hecho unos seres míticos, los moros o mouros ), y que discurren por zonas de enorme valor natural, podrían convertirse en unos muy atractivos caminos senderistas. Y recuerda que el ayuntamiento de Murias de Paredes ya prepara, dentro de la Reserva de la Biosfera Omaña-Luna, un plan para hacer, de uno de ellos, una vía verde para el turismo.
Foto. Miembros de Promonumenta asesorados por profesores y técnicos.
Etiquetas: Arqueología, León
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