Poblados prerromanos
EL PSOE PROPONE UN “PLAN PARA LOS CASTROS VETTONES” DE CASTILLA Y LEÓN
La propuesta se debatirá el próximo viernes 19 de septiembre en las Cortes de Castilla y León.
La propuesta se debatirá el próximo viernes 19 de septiembre en las Cortes de Castilla y León.
El viernes próximo, la Comisión de Cultura de las Cortes de Castilla y León, debatirán la proposición no de Ley presentada por los procuradores socialistas Yolanda Vázquez Sánchez, Fernando Rodero García, Ana María Muñoz de la Peña y José Miguel Estévez Sánchez, junto con el portavoz de Patrimonio, José Ignacio Martín Benito. La PNL será defendida por la procuradora abulense Yolanda Vázquez.
Esta propuesta es el resultado de un intenso trabajo de campo y de reuniones con alcaldes y concejales de las provincias donde se enclavan este tipo de yacimientos arqueológicos. La pasada primavera, el portavoz de Patrimonio, acompañado de los procuradores abulenses, cursó visita a los principales castros vettones de la provincia de Ávila, detectando la necesidad de un plan de actuación conjunta.
Con este plan, los socialistas pretenden “fomentar la investigación, promoción, difusión y puesta en valor de la cultura vettona y de sus restos arqueológicos en Castilla y León”, tal como apunta Martín Benito.
El PSOE entiende que algunos de estos castros vettones han sido más o menos acondicionados para la visita por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, caso de Las Cogotas (Cardeñosa), Ulaca (Solosancho), La Mesa de Miranda (Chamartín) o El Raso de Candelada, en la provincia de Ávila, o Yecla la Vieja (Yecla de Yeltes), El Castillo (Saldeana) y Las Merchanas (Lumbrales) en la de Salamanca.
No obstante, es preciso aumentar la oferta, poniendo en valor otros castros de indudable interés, como por ejemplo el de Plaza en Gallegos de Argañán, el de Lerilla (Zamarra), Irueña (Fuenteguinaldo) o el Castillo de Saldañuela (Bermellar), en la provincia de en Salamanca, o el castro de San Esteban (Muelas del Pan), en la provincia de Zamora. Es menester también mejorar los accesos a los castros arriba mencionados, así como incorporar, mejorar o completar la señalización. Se requiere, igualmente, impulsar el estudio y la investigación, así como la difusión de los mismos, tanto desde el punto de vista didáctico como turístico, tanto para conocer más y mejor el pasado prerromano de Castilla y León, como de valorarlo y ponerlo en valor como un activo del territorio en el que se encuentran. Es por ello, por lo que se considera menester el que todos estos castros acondicionados para la visita cuenten con un aula arqueológica –algunos ya la tienen, caso de los castros de Lumbrales, Yecla o Chamartín-, sin descartar un gran centro de interpretación de la cultura vettona.
No es la única iniciativa que los procuradores del PSOE han presentado en las Cortes. Se está a la espera también una PNL para declarar Bien de Interés Cultural, con la categoría de “arte mueble” de las esculturas zoomorfas vettonas, esto es, de los llamados “verracos” o toros de piedra, de las que existen en Castilla y León varios centenares.
Así mismo, el PSOE ha presentado iniciativas encaminadas a agilizar los expedientes BIC de los castros abulenses de la “Mesa de Miranda” y de su necrópolis de “La Osera”, una de los referentes castreños más destacados del pueblo vetton. También tienen registrada en las Cortes una PNL para “instalar en Solosancho un centro de interpretación de la cultura vettona”, según recuerda Yolanda Vázquez.
Esta propuesta es el resultado de un intenso trabajo de campo y de reuniones con alcaldes y concejales de las provincias donde se enclavan este tipo de yacimientos arqueológicos. La pasada primavera, el portavoz de Patrimonio, acompañado de los procuradores abulenses, cursó visita a los principales castros vettones de la provincia de Ávila, detectando la necesidad de un plan de actuación conjunta.
Con este plan, los socialistas pretenden “fomentar la investigación, promoción, difusión y puesta en valor de la cultura vettona y de sus restos arqueológicos en Castilla y León”, tal como apunta Martín Benito.
El PSOE entiende que algunos de estos castros vettones han sido más o menos acondicionados para la visita por la Fundación del Patrimonio Histórico de Castilla y León, caso de Las Cogotas (Cardeñosa), Ulaca (Solosancho), La Mesa de Miranda (Chamartín) o El Raso de Candelada, en la provincia de Ávila, o Yecla la Vieja (Yecla de Yeltes), El Castillo (Saldeana) y Las Merchanas (Lumbrales) en la de Salamanca.
No obstante, es preciso aumentar la oferta, poniendo en valor otros castros de indudable interés, como por ejemplo el de Plaza en Gallegos de Argañán, el de Lerilla (Zamarra), Irueña (Fuenteguinaldo) o el Castillo de Saldañuela (Bermellar), en la provincia de en Salamanca, o el castro de San Esteban (Muelas del Pan), en la provincia de Zamora. Es menester también mejorar los accesos a los castros arriba mencionados, así como incorporar, mejorar o completar la señalización. Se requiere, igualmente, impulsar el estudio y la investigación, así como la difusión de los mismos, tanto desde el punto de vista didáctico como turístico, tanto para conocer más y mejor el pasado prerromano de Castilla y León, como de valorarlo y ponerlo en valor como un activo del territorio en el que se encuentran. Es por ello, por lo que se considera menester el que todos estos castros acondicionados para la visita cuenten con un aula arqueológica –algunos ya la tienen, caso de los castros de Lumbrales, Yecla o Chamartín-, sin descartar un gran centro de interpretación de la cultura vettona.
No es la única iniciativa que los procuradores del PSOE han presentado en las Cortes. Se está a la espera también una PNL para declarar Bien de Interés Cultural, con la categoría de “arte mueble” de las esculturas zoomorfas vettonas, esto es, de los llamados “verracos” o toros de piedra, de las que existen en Castilla y León varios centenares.
Así mismo, el PSOE ha presentado iniciativas encaminadas a agilizar los expedientes BIC de los castros abulenses de la “Mesa de Miranda” y de su necrópolis de “La Osera”, una de los referentes castreños más destacados del pueblo vetton. También tienen registrada en las Cortes una PNL para “instalar en Solosancho un centro de interpretación de la cultura vettona”, según recuerda Yolanda Vázquez.
Información histórica
El pueblo prerromano de los vettones habitó las tierras occidentales de la Meseta española durante la II Edad del Hierro, esto es entre los siglos V y I a. C. Las primeras noticias escritas que tenemos de ellos se deben a los autores clásicos que acompañaron a los ejércitos romanos en la conquista de Hispania. Por Estrabón, Plinio y Ptolomeo, sabemos que los vettones ocupaban un amplio territorio cuya zona nuclear debió situarse entre los ríos Tormes, Duero y Tajo, una extensión de unos 32.000 kilómetros cuadrados entre el suroeste de la provincia de Zamora, Salamanca, gran parte de la de Ávila, el occidente de Toledo y la mitad oriental de Cáceres.
Dicho pueblo prerromano generalizó la metalurgia del hierro y adoptó el torno industrial para la fabricación de sus recipientes cerámicos. Los vettones, al igual que otros pueblos peninsulares, fortificaron sus poblados con murallas, torres y fosos. En el caso del pueblo que nos ocupa, eligieron para su hábitat lugares enclavados en espigones fluviales, en cerro o acrópolis, meandro o ladera. Siguiendo al profesor Jesús R. Álvarez-Sanchís en su síntesis de 2001 (catálogo de la exposición Celtas y Vettones, pp. 271-274), nos informa que los poblados están en lugares elevados y de difícil acceso, junto a las vías de comunicación.
La preocupación por la defensa natural se completa con obras artificiales de fortificación: murallas, torres, fosos y piedras hincadas. El acceso al poblado tiene lugar por puertas en embudo o en esviaje, reforzadas por bastiones. Los recintos fortificados dividen zonas dentro del asentamiento, esto es, establecen una compartimentación del espacio doméstico. Desde el punto de vista urbano, no hay un plano ordenado de manzanas de casas, ni propiamente calles, sino que las viviendas se agrupan irregularmente junto a la muralla o buscan la protección entre grandes bloques de rocas.
Las necrópolis, situadas a las puertas de los poblados, nos facilitan una buena información sobre la sociedad vettona. El estudio del material aparecido en las excavaciones de estos cementerios, especialmente la de La Osera, en el castro de La Mesa de Miranda (Chamartín, Ávila), revela una sociedad jerarquizada, con una aristocracia militar, que practicaba el ritual de incineración. Las necrópolis vettonas constituyen la fuente esencial para conocer la Segunda Edad del Hierro en la Meseta, tanto desde el punto de vista de la panoplia militar, como de la estructura social. “Una sociedad con una estructura piramidal, con una elite militar en la cúspide, con caballos y armas de lujo, que marcaba su posición frente a un grupo de guerreros más amplio con una panoplia más modesta. Por debajo estaría el grupo de artesanos y comerciantes. Y por último…los individuos más humildes y tal vez siervos y esclavos” (Álvarez-Sanchís, Op. cit. pág. 270).
En Castilla y León, el área de dispersión de castros se extiende por las provincias de Ávila, Salamanca y sur de Zamora, asociándose a un pueblo prerromano, el de los vettones.
El pueblo prerromano de los vettones habitó las tierras occidentales de la Meseta española durante la II Edad del Hierro, esto es entre los siglos V y I a. C. Las primeras noticias escritas que tenemos de ellos se deben a los autores clásicos que acompañaron a los ejércitos romanos en la conquista de Hispania. Por Estrabón, Plinio y Ptolomeo, sabemos que los vettones ocupaban un amplio territorio cuya zona nuclear debió situarse entre los ríos Tormes, Duero y Tajo, una extensión de unos 32.000 kilómetros cuadrados entre el suroeste de la provincia de Zamora, Salamanca, gran parte de la de Ávila, el occidente de Toledo y la mitad oriental de Cáceres.
Dicho pueblo prerromano generalizó la metalurgia del hierro y adoptó el torno industrial para la fabricación de sus recipientes cerámicos. Los vettones, al igual que otros pueblos peninsulares, fortificaron sus poblados con murallas, torres y fosos. En el caso del pueblo que nos ocupa, eligieron para su hábitat lugares enclavados en espigones fluviales, en cerro o acrópolis, meandro o ladera. Siguiendo al profesor Jesús R. Álvarez-Sanchís en su síntesis de 2001 (catálogo de la exposición Celtas y Vettones, pp. 271-274), nos informa que los poblados están en lugares elevados y de difícil acceso, junto a las vías de comunicación.
La preocupación por la defensa natural se completa con obras artificiales de fortificación: murallas, torres, fosos y piedras hincadas. El acceso al poblado tiene lugar por puertas en embudo o en esviaje, reforzadas por bastiones. Los recintos fortificados dividen zonas dentro del asentamiento, esto es, establecen una compartimentación del espacio doméstico. Desde el punto de vista urbano, no hay un plano ordenado de manzanas de casas, ni propiamente calles, sino que las viviendas se agrupan irregularmente junto a la muralla o buscan la protección entre grandes bloques de rocas.
Las necrópolis, situadas a las puertas de los poblados, nos facilitan una buena información sobre la sociedad vettona. El estudio del material aparecido en las excavaciones de estos cementerios, especialmente la de La Osera, en el castro de La Mesa de Miranda (Chamartín, Ávila), revela una sociedad jerarquizada, con una aristocracia militar, que practicaba el ritual de incineración. Las necrópolis vettonas constituyen la fuente esencial para conocer la Segunda Edad del Hierro en la Meseta, tanto desde el punto de vista de la panoplia militar, como de la estructura social. “Una sociedad con una estructura piramidal, con una elite militar en la cúspide, con caballos y armas de lujo, que marcaba su posición frente a un grupo de guerreros más amplio con una panoplia más modesta. Por debajo estaría el grupo de artesanos y comerciantes. Y por último…los individuos más humildes y tal vez siervos y esclavos” (Álvarez-Sanchís, Op. cit. pág. 270).
En Castilla y León, el área de dispersión de castros se extiende por las provincias de Ávila, Salamanca y sur de Zamora, asociándose a un pueblo prerromano, el de los vettones.
Foto: El portavoz socialista de Patrimonio, Martín Benito, con los concejales de Candeleda, en el castro de El Raso, la pasada privamera. Muralla de "El Raso". Castro "La Mesa de Miranda", en Chamartín. Entrada a uno de los recinos de Ulaca (Solosancho). [Ávila]
Etiquetas: Avila, Castilla y León, castros, Salamanca, Zamora
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