La destitución de José Navarro Talegón (13)
Cuando en épocas pretéritas, el rey, señor, cacique, mandamás o mandamenos recibía una noticia indeseada o desagradable, era costumbre matar al mensajero. No era, pues, la verdad de lo expuesto lo que molestaba, sino quién osaba decirla y de esa manera alterar la digestión del preboste.Así ha querido pagar la señora consejera de (in)cultura los veintiocho años que D. José Navarro Talegón ha dedicado a laborar, vigilar, trabajar y luchar por lo que es patrimonio de todos; los dirigentes, deben velar, ni más ni menos, para que se conserven no sólo en el mejor estado posible, sino como dicen en el argot político de hoy "ponerlo en valor". Sin embargo, hoy lo que se estila es hacer enmudecer al que tiene voz; "lo que no se conoce, no existe" es el lema de gran parte de los políticos actuales y que aprenden de memoria el primer día de mandato y lo aplican enseguida a sus subordinados, a los que confunden con vasallos o súbditos.
Afortunadamente, a pesar de las intentonas habidas, como cuenta Antonio Blanco en La Opinión del 14-11-07, la integridad personal y moral de Navarro Talegón ha aguantado todos estos años por el bien no sólo de esa ciudad monumental de Toro a la que ha prohijado, cuidado y vigilado para que no la violaran ni mancillaran sino por la de toda la provincia. Talegón, como Machado, siempre supo separar las voces de los ecos y escuchar de entre las voces una: la de la ecuanimidad, la objetividad, la pasión por el arte, la insobornabilidad, el mecenazgo, el altruismo.
La bondad de Pepe Navarro ha ocultado en ocasiones, su veta revolucionaria ("hay en mis venas gotas de sangre jacobina") decía el gran D. Antonio pero, al igual que a él, su palabra brotaba de manantial sereno. Muchas han tenido que ser las afrentas, muchas han sido, para que como Quevedo se haya lanzado al ruedo y le diga al Condestable de turno: "No he de callar por más que con el dedo/ ya tocando la boca, ya la frente/ me representes o silencio o miedo".
Toro, Zamora, Castilla y León y, sobre todo, la cultura están de luto porque nos han dejado sin ese mensajero ante la Administración aunque lo han querido silenciar de una manera artera, como antaño lo intentaron de manera violenta, pero su voz siempre se oirá porque su huella es indeleble, su palabra firme y unívoca. Los politicastros que nos mal gobiernan, ésos, serán los que desaparezcan sin dejar rastro.
Toro, Zamora, Castilla y León y, sobre todo, la cultura están de luto porque nos han dejado sin ese mensajero ante la Administración aunque lo han querido silenciar de una manera artera, como antaño lo intentaron de manera violenta, pero su voz siempre se oirá porque su huella es indeleble, su palabra firme y unívoca. Los politicastros que nos mal gobiernan, ésos, serán los que desaparezcan sin dejar rastro.
Sé, Pepe, que tu trabajo y dedicación no los has hecho por figurar, sino por tu amor al Arte, a Toro, a la Justicia. Humildemente y desde el cariño y la amistad, me uno a ese acto que todos los toresanos, zamoranos, castellanoleoneses van a ofrecerte hoy porque has contestado a los interrogantes de Quevedo "¿No ha de haber un espíritu valiente?/ ¿Siempre se ha de sentir lo que se dice?/ ¿Nunca se ha de decir lo que se siente?" Sí, Sr. Quevedo, ese por quien preguntas es mi amigo José Navarro Talegón.
Etiquetas: Noticias de prensa, Opinión, Zamora
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