El patrimonio de Castilla y León

Página dedicada al estado del patrimonio histórico y cultural de Castilla y León

domingo, 28 de enero de 2007

Clausura del Patrimonio

PROMOCIÓN Y CERROJO *
José Ignacio Martín Benito

León es siempre una provincia para soñar. El Bierzo para evocar. Cuando el domingo día 14 de enero me desplacé con mi familia desde Benavente para visitar la herrería o fragua de Compludo, me llevé una gran decepción. No por el paisaje, que es magnífico, ni por la carretera, que es malísima –lo digo por el firme-: La decepción me llegó cuando pasadas las 13, 00 horas llegamos a la herrería y la puerta estaba cerrada. Eso sí, los carteles de la puerta anunciaban que, las mañanas de los domingos, la fragua estaba abierta de 10, 00 a 14, 00 horas.
Según supe después, el vigilante estaba de baja y la Junta no dispone sustitutos ni “correturnos”. La fragua de Compludo no es un caso aislado: la iglesia de Santiago, en Peñalba, ha estado también dos meses cerradas a cal y canto y esta pasada semana lo mismo ha ocurrido con la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada.
Además, de esto, según he sabido, también los cinco Bienes de Interés Cultural de la provincia de León que cuentan con vigilantes [además de los citados, La Pelegrina (Sahagún) y el Castro Ventosa (Cacabelos)] cierran todos los domingos por la tarde, lunes y martes. El problema: la falta de personal. La Junta tiene un vigilante asignado a cada monumento, no más.
Mi pregunta: ¿Es así como contribuye la Junta de Castilla y León a promocionar el patrimonio cultural de la región?
¿Echando el cerrojo? Cuando escribo esto, no puedo por menos de recordar la vieja canción infantil de “A tapar la calle”, que luego promocionaría Pablo Guerrero en versión particular. Aquí, en lugar de la calle, la Junta parece que ha apostado por tapar los monumentos. Es algo así como aquellas Semanas Santas de antes, en las que se tapaban las imágenes porque Cristo había muerto. ¿Quién ha muerto aquí? ¿Tal vez la política de la propia administración regional en materia de patrimonio?
Diríase que más que querer promocionar los lugares históricos, la Junta trata de ocultarlos. ¿Acaso quiere esconder el estado en el que se encuentran? Sí, ya sabemos que en San Miguel de Escalada todavía, a día de hoy, no hay luz eléctrica y la vigilante tiene para calentarse, en los fríos inviernos, una estufa de gas butano. Ya sabemos también que hay problemas de humedad en el subsuelo que hace que se desplomen las aras... Ya sabemos, igualmente, que en la iglesia de Peñalba se fracturan las columnas... ¿Es por ello, por lo que la Junta se resiste a promocionar los monumentos leoneses? Si fuera así, al menos habría que reconocer a la consejería de Cultura que tiene pudor o vergüenza en mostrar al público el estado de los monumentos.
Pero me temo que no, que ni siquiera en esto la Junta goza del beneficio de la duda. Lo que sucede, simple y llanamente es que los responsables políticos no alcanzan a valorar el significado del concepto “promoción”. Equivocadamente, a mi juicio, la consejera Silvia Clemente entiende por promoción irse a las ferias de España y del extranjero, para proclamar las lindezas de la región; pero no se da cuenta que esa promoción, sin tener bien cubierta la retaguardia puede ser un “boomerang” que puede volverse contra nosotros. Si alguien llega con ganas de conocer y disfrutar de nuestro patrimonio cultural y se encuentra con los monumentos cerrados, la propaganda se vuelve en contra, allí donde vaya. El llamado “boca a boca” puede funcionar muy bien, cuando hay algo que mostrar; lo malo es que también puede funcionar a la inversa y espantar a la gente.

¿Es consciente la Junta de Castilla y León de las oportunidades que se pierden cada día que pasa y los monumentos están cerrados? ¿Con estos edificios, singulares en su género, quiere la consejera jugar al escondite con los potenciales visitantes?
Lo que está cerrado no se ve; lo que no se ve se ignora. Difícilmente algo que se ignora puede promocionarse. Difícil es también que algo que no se promociona pueda conocerse. Más difícil es todavía que lo que no se conoce se pueda visitar. Y si no hay visitas no hay turismo; y si no hay turismo, estamos perdiendo una gran oportunidad.



Fotos. Iglesias mozárabes de Santiago de Peñalba y de San Miguel de Escalada.

* Este artículo se publicó en El Diario de León, el 29 de enero de 2007.

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jueves, 25 de enero de 2007

Falta de personal

MONUMENTOS LEONESES QUE CIERRAN DOS DÍAS Y MEDIO A LA SEMANA

Cinco monumentos declarados Bienes de Interés Cultural, están cerrados dos días y medio a la semana: domingo por la tarde, lunes y martes. Los monumentos en cuestión son: San Miguel de Escalada, la Iglesia de Peñalba de Santiago y la Herrería de Compludo (Ponferrada), La Pelegrina (Sahagún) y Castro Ventosa (Cacabelos-Villafranca).
La situación se produce debido a la menguada plantilla de vigilantes –encuadrados en el Grupo V con la categoría profesional de personal subalterno- que la Junta de Castilla y León tiene asignada para la apertura al público de estos lugares: uno por monumento. Al no haber turnos, los vigilantes están obligados a descansar esos días, con lo que los monumentos permanecen cerrados.
Los monumentos en cuestión están cerrados en muchas ocasiones porque la Junta tarda en proveer la sustitución del vigilante que está de baja por enfermedad, con lo que se pueden pasar así quince días o un mes con el monumento cerrado.
En el caso de la Iglesia de Peñalba de Santiago, ni eso; el edificio ha estado cerrado dos meses porque la Junta no sustituía la baja del vigilante. La solución pasa por contratar a más personal y tener una bolsa de vigilantes que ofrezca la garantía para que los monumentos puedan estar abiertos al público durante más días a la semana.
¿Esta es la manera que tiene la Junta de Castilla y León para promocionar el patrimonio y el turismo cultural de la comunidad, cerrando los monumentos dos días y medio a la semana?
Desde luego es una contradicción la política que aplica la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta: promocionar Castilla y León en ferias del extranjero, cuando la realidad es que en casa los monumentos están candados y el Patrimonio abandonado, desprotegido, en ruina o dejándose caer.
Foto: Herrería de Compludo, en El Bierzo.
Ver artículo de El Diario de León, de 19 de enero de 2007, así como El Bierzo Digital.

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viernes, 19 de enero de 2007

Crónica de la desolación (3)

EL BEATO DE FERNANDO I Y DOÑA SANCHA GRAVEMENTE DETERIORADO
Tras una exposición en Italia
Por Rafael González Rodríguez


Una de los códices miniados leoneses más interesantes del período altomedieval es el conocido como Beato de Fernando I y doña Sancha, conservado hasta ahora en la Vitrina 14-2 de la Biblioteca Nacional. El manuscrito proviene de la Real Colegiata de San Isidoro de León, donde lo consultó Ambrosio de Morales en el siglo XVI, que puso incluso una nota de su puño y letra en el folio 30 r. Aquí permaneció hasta que Felipe V, en la guerra de Sucesión, lo requisó y envió a la Biblioteca Real y, finalmente, pasó a formar parte de los fondos de la Biblioteca Nacional. Según J. Williams, es el más elegante y el que mejor se conserva de todos los Beatos conocidos.
El códice, tal y como ha llegado hasta nosotros, contiene la copia del Comentario al Apocalipsis que se viene atribuyendo al monje Beato de Liébana, precedido por las tablas genealógicas, y seguido por el tratado “De adfinitatibus et gradibus” y el Comentario a Daniel de Jerónimo. Consta de114 ilustraciones, 9 de ellas a doble a página. El texto esta realizado en bella y elegante visigótica a dos columnas, con 35 líneas por cada una de ellas. Un colofón escrito en el folio 316 aclara que el texto es obra de Facundo, datándose su confección en 1047: “Era bis quadragies et V post millesima”. En el año 1994 el editor Moleiro realizó un facsímil del manuscrito, a través del cual es posible conocer su estado exacto de conservación en ese momento.
Según ha saltado a los medios de comunicación en los últimos días, parece que el mencionado códice atraviesa un momento muy delicado, con un deterioro progresivo que podría ser irreversible. Hace siete años fue prestado temporalmente para la exposición “Romei e Jubilei”, que tuvo lugar del 21 al 26 de febrero del año 2000 en el Palazzo Venezia. A raíz de las informaciones alarmantes que veían de Roma sobre las condiciones de la exposición, la entonces ministra de Cultura, Pilar del Castillo, envío con carácter urgente, una comisión de expertos. El códice fue retirado inmediatamente y repatriado a España.
Una vez en Madrid, él manuscrito fue objeto de un análisis y una revisión minuciosa por parte de los restauradores de la Biblioteca Nacional, a fin de determinar su situación exacta. Los párrafos que han trascendido de este texto, y que han sido publicados recientemente por el Diario de León, no dejan lugar a dudas: “Toda la obra presenta deformaciones graves y abarquillamiento de los folios de pergamino, por unas condiciones ambientales excesivamente fluctuantes durante todo el período de exposición.... Ello implica repetitivos movimientos fibrilares de contracción y dilatación que reflejan un aumento de las arrugas observadas antes de su salida y puede tener consecuencias negativas para la sujeción de los pigmentos al soporte y ha causado una abrasión de la superficie de las miniaturas. Consideramos que las condiciones de préstamo de la Biblioteca Nacional no han sido cumplidas con la escrupulosidad debida y ello ha causado daños en la pieza”.
Los daños observados han sido calificados de «gravísimos», por el jefe de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional, Julián Martín Abad, impresiones que han sido corroboradas por otros expertos que han tenido acceso al manuscrito. Las recomendaciones van en la línea de no prestar más el original y tampoco autorizar ningún tipo de fotografía o manipulado. Por todo ello el Beato de Fernando I y doña Sancha, se custodia actualmente en los sótanos de la Biblioteca Nacional de Madrid bajo unas escrupulosas medidas de preservación.
Sin embargo, parece ser que en el año 2005, con Rosa Regás como directora de la Biblioteca Nacional, se autorizó al Club Bibliófilo Versol la realización de un nuevo facsímil, edición que ha visto la luz recientemente, lo cual presupone una nueva manipulación del códice miniado que ha desatado también la polémica.

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martes, 16 de enero de 2007

La piqueta destructora

DERRIBO EN VALENCIA DE DON JUAN
Por Javier Revilla Casado


Me gustaría no tener que enviaros estas fotos, pero la realidad es dura. Nadie avisó del derribo, si quiera para poder recoger algún último recuerdo de la casa. En estos mismos momentos se está consumando el desastre. Cuando me avisaron, yo me encontraba trabajando en León. Vine rápido, pero llegué tarde. Nuevamente, la piqueta es la vencedora en Valencia de Don Juan, son muchos años ya de experiencia... Qué pena... Lo que era... Lo que pudo ser...

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lunes, 15 de enero de 2007

Artículo de opinión

PASARON LAS EDADES ¿Y AHORA QUÉ? *
José Ignacio Martín Benito


La reciente edición de Las Edades del Hombre ha supuesto para Ciudad Rodrigo –no tanto para su comarca- una difusión importante. Seguramente, la mejor campaña publicitaria de las riquezas histórico-artísticas que atesora la ciudad está hecha. Sobre todo si, como es de esperar, los que se acercaron lo cuentan.
Medio millón de visitas a la exposición y, seguramente, un número también muy cercano a la ciudad, no se puede dilapidar en el futuro. Es preciso asegurar las bases de lo que debe ser un arranque del activo turístico de la ciudad y de su comarca. La Fundación “Ciudad Rodrigo” ha puesto su granito de arena, al poner en circulación diez mil guías turísticas, donde el paquete que se propone tiene una nueva dimensión: incorpora, por supuesto, la comarca, pero también la vecina Portugal y buena parte del norte cacereño y del resto de la provincia salmantina.
Vistas así las cosas, el deseo es que Ciudad Rodrigo se convierta en centro receptivo de turistas, sí, pero también el lugar desde donde se pueda acceder a otras propuestas de carácter cultural y paisajístico.
Pero la iniciativa de tan altruista Fundación no es suficiente. Es menester disponer de una política de dinamización turística, desde la Junta de Castilla y León –administración con competencias en la materia- que comience por asentar unas bases firmes.
En materia de turismo cultural, estas bases pasan por una auténtica promoción de los valores históricos y artísticos, actualmente bastante olvidados por parte de la Consejería de Cultura. En el entorno de Ciudad Rodrigo es preciso poner en alza determinados lugares emblemáticos, que contribuyan a crear riqueza. No se entiende, por eso, la inacción o falta de política activa por parte de la Junta en el Fuerte de La Concepción, que debería ser ya, desde hace mucho tiempo, patrimonio exclusivo de todos los ciudadanos de la comunidad. Tampoco se entiende la falta de iniciativa de la Consejería para declarar Bienes de Interés Cultural (BIC) lugares como San Felices de los Gallegos –en la categoría de conjunto histórico-; las iglesias de El Sagrario (Ciudad Rodrigo), Fuenteguinaldo o Robleda –como monumento-; el “Teso de San Francisco” de Ciudad Rodrigo, como sitio histórico, o los dólmenes de la comarca y el castro de “La Plaza”, de Gallegos de Argañán –como zona arqueológica-. Esto, por citar sólo algunos casos.
Además, no se entiende tampoco cómo tan sólo la ciudad tenga declarados 9 BIC y la comarca 8. Este paupérrimo balance, que no se corresponde con la riqueza que atesora la tierra civitatense, sólo se explica por la falta de voluntad política por parte de los responsables de la Junta de Castilla y León. Contra lo que podría pensarse, no es un caso aislado. La Consejería que dirige Silvia Clemente tiene cerca de 200 expedientes paralizados en la región, muchos de ellos desde hace 25 años y se muestra incapaz de resolver su declaración como BIC. Incluso, se muestra cicatera a la hora de iniciar nuevos expedientes. El resultado no es de extrañar: Castilla y León ocupa el furgón de cola de los BIC en España.
Otro problema, y grave, lo constituye la incapacidad de la Junta para destinar más recursos a la conservación y restauración del patrimonio cultural de Castilla y León. La Junta no ha sido capaz de desarrollar todavía el reglamento del uno por ciento cultural, desde que en 2002 se aprobó la Ley de Patrimonio Cultural. Esta iniciativa generaría importantes recursos para la gestión y conservación del patrimonio. De haber tenido ya desarrollado este reglamento, el uno por ciento cultural hubiera supuesto, con arreglo a las inversiones directas para 2006, destinar al patrimonio cultural de la comunidad en torno a los 14 millones de euros.
El patrimonio no debe entenderse como una carga –como lo conciben los actuales responsables de la Junta-, sino como un legado generador de riqueza. La promoción que una tierra como la comarca mirobrigense necesita, más allá de Las Edades del Hombre, debe estar ligada a los valores de su oferta cultural, en donde el patrimonio histórico y artístico constituya uno de sus principales activos. El reconocimiento oficial bajo la categoría de BIC del patrimonio de Ciudad Rodrigo y su comarca es un estímulo más para la oferta turística y, por tanto, para su desarrollo social y económico. Y el uno por ciento cultural, una necesidad en la región.


Fotos: Torre de la catedral de Ciudad Rodrigo; Teso de San Francisco y castillo de San Felices de los Gallegos.

* Artículo publicado el domingo 14 de enero de 2007 en El Adelanto de Salamanca

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viernes, 12 de enero de 2007

Artículo de opinión

Abandono del patrimonio *
José I. Martín Benito

DÓNDE va la Junta de Castilla y León con su política de patrimonio cultural?
Lo sucedido en las últimas semanas en el patrimonio leonés no es casual. El desprendimiento de dos gárgolas en la Catedral de León, la columna fracturada en Santiago de Peñalba, el ara desplomada en la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada o las goteras que contribuyen al deterioro del artesonado mudéjar de San Francisco en Villafranca del Bierzo, no son fruto solo de la combinación de las bajas temperaturas y de la humedad. Inviernos crudos los ha habido siempre. Y este, en principio, no lo está siendo tanto.
¿Qué pasa, pues con el patrimonio? Lo sucedido en la provincia leonesa es tan solo la punta del iceberg de una política de abandono por parte de la Junta de Castilla y León con respecto al patrimonio cultural de la región. Pudiera llamar la atención que este deterioro se produzca en edificios emblemáticos, como ha sucedido en las últimas semanas, pero el abandono viene desde hace muchos años. La dejadez en el mantenimiento y la conservación conduce inexorablemente al deterioro y de este a la ruina. En la misma provincia leonesa, existen casos de abandono de edificios no menos emblemáticos que los citados. ¿Cómo se entiende, pues, que la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera -sin parangón en España- haya estado y esté sujeta al paso del tiempo y sus caprichos, sin mantenimiento, limpieza, adecuación y consolidación de sus ruinas?
No está mejor el patrimonio en el resto de las provincias de la comunidad. En la vecina Zamora, la magnífica portada barroca del convento -y el propio cenobio- de San Román del Valle sigue perdiendo año tras año buena parte de su fábrica. El que se sigan desprendiendo piedras no llama la atención, puesto que se produce en un área rural, parcialmente deshabitada y, por lo tanto, no tiene la misma repercusión mediática que la Catedral legionense. Pero con este deterioro y la pérdida inexorable de su fábrica, el patrimonio se resiente. Lo mismo sucede con la torre y la iglesia de San Nicolás en Castroverde de Campos. De poco le ha valido a ambos edificios estar recogidos en el catálogo de Bienes de Interés Cultural de la Junta de Castilla y León (BIC); la ruina se ha cebado en sus muros, por mor de la ausencia de una política de consolidación y mantenimiento por parte de la administración regional. Incluso, en un edificio emblemático, declarado BIC, como es la iglesia románica de Santa Marta de Tera, se asiste desde hace años al deterioro continuo de sus esculturas -con el universal icono de Santiago peregrino-, sin que la Junta haga nada por evitarlo. Los ejemplos podrían multiplicarse.
En la provincia salmantina ocurre otro tanto. En Aldea del Obispo siguen perdidas las ruinas del Fuerte de la Concepción, sin que la Junta haga nada. En Ciudad Rodrigo prácticamente se ha perdido, también, la torre mudéjar del monasterio de La Caridad, a pesar del esfuerzo de sus propietarios por mantener el inmenso inmueble. También en este municipio, la Junta se ha negado recientemente a incoar el expediente de declaración como Sitio Histórico del Teso de San Francisco, enclave estratégico desde donde tuvieron lugar los internacionalmente conocidos como los 'sitios' a los que la ciudad fue sometida en los años 1810 y 1812. Esta es la respuesta de la Junta cara al Bicentenario de la Guerra de la Independencia.
Mientras, en la provincia de Valladolid asistimos al bochornoso caso de dejar caer la casa rectoral de San Román de Hornija, palacete del siglo XVIII, con columnas y capiteles de época mozárabe (siglo X). Por un lado la ruina; por otro, la falta de criterio en materia de conservación, como sucede en el conjunto histórico de Urueña, donde no hay plan director y en donde la muralla se reconstruye al albur: unas veces, a la manera tradicional; otras, con un encofrado o alma de hormigón, otras...
La de los BIC es otra de las vertientes de la dejadez de la Junta. La Consejería que dirige Silvia Clemente tiene cerca de 200 expedientes paralizados, muchos de ellos desde hace 25 años y se muestra incapaz de resolver su declaración como Bien de Interés Cultural. Incluso, se muestra cicatera a la hora de iniciar nuevos expedientes, como se le ha propuesto en provincias como Palencia, en Salamanca, en Soria o en Zamora. El resultado no es de extrañar: Castilla y León ocupa el furgón de cola de los BIC en España.Únase a esto, la paupérrima declaración de BIC muebles, la no menos escasa declaración de lugares históricos, la excesiva lentitud en deslindar y amojonar las vías pecuarias: cañadas, cordeles y veredas, con el consiguiente inventario de su patrimonio, la paralización del expediente de la Vía de la Plata o la ausencia de una política de promoción de los otros caminos a Santiago que discurren por la comunidad.
Pero de la dejadez o el abandono del patrimonio cultural de la región, habla por sí solo el olvido -cuando no incapacidad- de los responsables de la Consejería de Cultura, de desarrollar la normativa reglamentaria del 1% cultural, tal como se contemplaba en la Ley 12/2002, de 11 de julio, de Patrimonio Cultural de Castilla y León. De este modo, la Junta está negando al patrimonio de la región de disponer de importantes recursos que deberían orientarse a la conservación y restauración de los bienes patrimoniales (14 millones de euros más, teniendo en cuenta los presupuestos del 2006), como sí lo están haciendo otras comunidades autónomas y el propio Estado. Estos recursos, que no solo paliarían el deterioro de buena parte de los edificios del patrimonio regional, servirían también para proyectar una imagen de la comunidad, respetuosa y comprometida con su legado cultural y preocupada por su aprovechamiento turístico. Pero para los actuales ¿responsables? de la Junta, el patrimonio es una carga; no lo conciben como un fenómeno generador de riqueza.

* Este artículo acaba de publicarse en El Norte de Castilla, el día 11 de enero de 2006.
Fotos: Convento de San Román del Valle (Zamora) y Casa rectoral de San Román de Hornija (Valladolid).

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martes, 9 de enero de 2007

Santa Marta de Tera (2)

DETERIORO DE LAS ESCULTURAS
Traemos aquí nuevas imágenes de las esculturas de la iglesia románica de Santa Marta de Tera (Zamora) (BIC desde 1931), para dejar constancia de la gravedad de su deterioro. Las grietas amenazan con resquebrajar los capiteles; en otros casos, el agua ha desdibujado totalmente la forma del capitel. Y la Junta de Castilla y León sin intervenir.




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jueves, 4 de enero de 2007

Artículo de opinión

RECURSOS PARA EL PATRIMONIO CULTURAL *
J. I. Martín Benito

Algo se está rompiendo en León y no sólo, lamentablemente, el legado patrimonial. También se rompe la credibilidad de una administración regional, incapaz de dar soluciones a los problemas del patrimonio leonés, que son los mismos que afectan al resto de la comunidad.
Las obras que no se mantienen acaban deteriorándose. El deterioro conduce a la ruina y esta a la fractura o al desmoronamiento.
Lo sucedido en el último mes en el patrimonio de la provincia leonesa evidencia la falta de atención, cuando no abandono u olvido, por parte de la Junta de Castilla y León, administración con absolutas competencias en la materia. No se podrá escudar uno solamente en el mal de la piedra o en los cambios térmicos (ambos han existido siempre).
El desprendimiento de dos gárgolas en la Catedral de León es, desde luego, un acontecimiento llamativo -tanto por lo insólito, como por el potencial peligro que encierra para la seguridad de las personas-. Aún por lo espectacular, la noticia no pasaría de mera anécdota, si fuera un caso aislado. Pero no lo es.
En efecto, la caída de las gárgolas no ha sido la única. El hundimiento del suelo con el desplome de las aras en la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada pone en evidencia que las cosas no se han hecho bien. La fractura de una columna del interior del templo de Santiago de Peñalba no es algo meramente fortuito. El deterioro del artesonado mudéjar de San Francisco, por causa de las goteras, es algo que no se produce de hoy para mañana. El deterioro de las ruinas de la basílica paleocristiana de Marialba de la Ribera, tampoco.
Cuando en León todavía están pendientes de resolver 10 expedientes de declaración BIC de conjuntos históricos (esto es, el 50% de los conjuntos reconocidos, lo que equivale al mayor porcentaje de toda la comunidad), se pone de relieve que no sólo son los agentes atmosféricos los que actúan en la degradación del patrimonio monumental. Hay algo más. Hay una inacción o falta de capacidad por parte de la Consejería de Cultura. León por otro lado ocupa el séptimo lugar en número de BIC de las nueve provincias de la comunidad, sólo por delante de Ávila o Zamora.
La falta de voluntad política, para destinar más recursos a la conservación y restauración del patrimonio cultural de Castilla y León, se pone de relieve en la incapacidad de la Junta para desarrollar el reglamento del uno por ciento cultural. Desde que en 2002 se aprobó la Ley de Patrimonio Cultural han pasado más de cuatro años (toda una legislatura) sin que los responsables políticos -desde el presidente Herrera hasta la consejera Clemente- hayan tomado la decisión de poner en marcha esta iniciativa que generaría importantes recursos para la gestión y conservación de nuestro patrimonio. Por contra, lo han aplicado ya comunidades como Andalucía, desde 1995; Cataluña (1994); Aragón (1987); Asturias (1989); Extremadura (2001); Murcia (1990) o el País Vasco (1998).
Por su parte, la administración central del Estado, ha destinado este pasado año al patrimonio del país cerca de 50 millones de euros del uno por ciento cultural. Mientras tanto, en Castilla y León estamos esperando que la Junta se decida a hacerlo. De haber tenido ya desarrollado este reglamento, el uno por ciento cultural hubiera supuesto, con arreglo a las inversiones directas para 2006, destinar al patrimonio cultural de la comunidad en torno a los 14 millones de euros. La región no se promociona sólo con los viajes de la consejera Silvia Clemente al extranjero. Pudiera pasar que, debajo de la capa de barniz, el tronco esté decrépito. Dicho de otro modo, ¿cómo promocionar el turismo de nuestra comunidad cuando uno de sus principales activos -el patrimonio- se cae, se desmorona o se fractura?
Es preciso, pues, destinar más recursos al mantenimiento, conservación, rehabilitación y promoción de nuestro legado histórico, artístico y monumental. Concitar también la iniciativa privada, sí, pero con la administración pública al frente de una política decidida, sincera y firme.
El patrimonio cultural no debe entenderse como una carga -como lo conciben los actuales responsables de la Junta-, sino como un legado generador de riqueza.

Fotos. Relieves altomedievales de la ermita de Montes de Valdueza y torre del monasterio de San Pedro de Montes (R. González Rodríguez).

* Este artículo ha sido publicado en El Diario de León, el 4 de enero de 2006.

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El patrimonio de León (2)

"SERÁN CENIZA, MÁS TENDRÁN SENTIDO..."
J. I. M. B.


"...Polvo serán, más polvo enamorado". Con estos versos de Quevedo, podríamos ilustrar los avatares que está sufriendo el patrimonio de León en los últimos tiempos. Gárgolas, que se caen, columnas que se quiebran -y no empujadas precisamente por ningún Sansón- altares desplomados -aunque tampoco existen ya las guerras de religión ni las cruzadas- castillos olvidados, perdidos en cualquier promontorio, esperando, aunque sólo sea, la llegada inexacta de un fantasma.
El patrimonio de León, como el del resto de la región, languidece. De ello se ha hablado -y mucho- las últimas semanas.
Los otrora muros fuertes se desmoronan y de nuevo los versos de Quevedo cobran actualidad: "Miré los muros de la patria mía/ si un tiempo fuertes ya desmoronados".
Vencidos de la edad, sí, pero también del olvido de los hombres, al menos de aquellos que tienen la responsabilidad de su custodia, de su mantenimiento y de su conservación.
Incluimos aquí varios enlaces, aparecidos en El Diario de León en su edición del miércoles 3 de febrero de este año que acaba de comenzar. No empieza bien el año para el patrimonio leonés, que espera, impaciente, que alguien lo remedie. Los ojos se dirigen a la segoviana Silvia Clemente, consejera de Cultura, pero en pocos meses ¿será esta capaz de resolver lo que ha olvidado durante cuatros años?. Me temo que no.
Enlaces sobre "El patrimonio leonés en la prensa"


Fotos: Monasterio de San Esteban de Nogales (http://www.alijadelinfantado.com/comarca.htm) y castillo de Quintana del Marco (http://en.structurae.de/structures/data/index.cfm?ID=s0019173).

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martes, 2 de enero de 2007

Iglesia de Santa Marta de Tera

ALERTA SOBRE EL ESTADO DE CONSERVACIÓN DE SUS ESCULTURAS


La iglesia de Santa Marta de Tera constituye uno de los principales valores históricos y artísticos del patrimonio cultural de la provincia de Zamora. Conocida sobre todo universalmente por la imagen de su Santiago peregrino, el edificio formó parte de un complejo abacial que hundía sus raíces en la España mozárabe. De la abadía quedó la actual iglesia. El edificio reúne importantes valores arquitectónicos y escultóricos, lo que le hace ser una de las joyas de la arquitectura e iconografía románica de Castilla y León.
Santa Marta de Tera fue dada a conocer por el sabio granadino, Manuel Gómez Moreno, a principios del siglo XX. El reconocimiento por parte del Estado le vino con la declaración de Monumento Nacional el 3 de junio de 1931 (Bien de Interés Cultural en la legislación actual).

El deterioro afecta, sobre todo, al exterior del templo, principalmente los capiteles. Entre estos, el conocido como el de la Epifanía, ha perdido en los últimos diez años buena parte de su configuración y llegará un día –si no se pone remedio- que sea prácticamente irreconocible. También en el resto de capiteles de la cabecera y puerta meridional el deterioro es visible, como muestran las fotografías que aquí se adjuntan.

Capitel de la Epifanía



Capitel. Ave picoteando cabeza de cuadrúpedo

En el interior, el mal de la piedra afecta también a los capiteles del presbiterio, entre ellos el capitel en el que incide la luz equinoccial, y que representa un alma llevada al cielo por dos ángeles, tal vez la de la propia santa titular del templo.
Las inclemencias del tiempo –lluvias y heladas- afectan igualmente a las imágenes de los apóstoles de las portadas norte y sur, entre ellas la famosa imagen de Santiago peregrino, uno de los iconos más conocidos de los Caminos jacobeos, ejecutados en piedra arenisca.

Imagen de Santiago peregrino

La Junta de Castilla y León debe actuar de manera inmediata y llevar a cabo una consolidación de todos los capiteles y esculturas de bulto del templo. Por otro lado, es preciso arbitrar una solución de protección a las imágenes de los apóstoles, que podría pasar por hacer una réplica de las mismas y guardar y mostrar los originales en el interior de la iglesia, como se hizo igualmente con la Virgen Blanca de la catedral de León.
Negarse a poner remedio a la situación es una irresponsabilidad. En las últimas semanas estamos asistiendo a acontecimientos que causan alarma en lo referente a la conservación del patrimonio, como son la caída de dos gárgolas de la catedral de León, el desplome de una de las aras de la iglesia mozárabe de San Miguel de Escalada, la rotura de una columna de l iglesia de Santiago de Peñalba o las goteras que afectan al artesonado mudéjar de Villafranca del Bierzo. Ello responde a la falta de una política de conservación y mantenimiento del patrimonio histórico y artístico por parte de la administración regional. La dejadez de la Junta de Castilla y León con respecto a sus obligaciones, en particular en el caso de las esculturas de Santa Marta de Tera, debe ser corregida, actuando con celeridad, en beneficio de mantener uno de los legados más importantes del patrimonio cultural de la provincia de Zamora y de toda Castilla y León.



Capiteles de la portada meridional

Apóstol

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