Protección del leonés
El leonés aborda un proceso de normalización en una precaria situación
F. Fernández / León
La Crónica de León
En las dos páginas anteriores, en las que se analiza cómo reciben diversos colectivos la iniciativa de las Cortes regionales de proteger el leonés, ya se intuye que uno de los problemas de este ‘romance milenario ante el reto de su normalización’ (en palabras del profesor Morala) es la politización del asunto.¿Queremos una seña de identidad para un pueblo o queremos salvar lo que se pueda salvar de nuestra vieja lengua, aquella que hablaron nuestros abuelos y ya no habla casi nadie?
Parece una utopía pedir que se vuelva a hablar ‘con relativa normalidad’, pero nadie está legitimado para apear de las utopías a los demás.
Lo único que se puede hacer desde un medio de comunicación es acudir a las voces de los expertos para ofrecer algunos datos y que cada cual haga conellos en su coctelera lo que le parezca oportuno. Hace unos años, en 2006, hubo un congreso de expertos, cuyas reflexiones recogió el profesor José R. Morala en el libro ‘El leonés en el siglo XXI’. Allí se puede comprobar que la pervivencia del leonés no es uniforme, que hay comarcas como el Alto Sil, Laciana y Babia con características propias, con más tradición, con más conocimiento de la población, con autores (Eva González, Emilce Núñez, Melchor Rodríguez, Roberto González Quevedo, Severiano Álvarez...) y la estela y la herencia de Guzmán Álvarez. Una tradición que hace que siga siendo una tierra diferente, en la que aún se convoca un certamen literario en patsuezo (su variante dialectal) y se publiquen un buen número de libros. También van logrando que los nombres y zonas tradicionales aparezcan en los carteles informativos. Es un paso.
Desde este rincón, el ya repetido autor Roberto González Quevedo pide algo que parece muy sensato. “Se que esto es difícil pues me consta que en el leonesismo lingüístico hay posturas muy enfrentadas, pero la experiencia dice que la división es el prólogo de la derrota. Ya hay demasiados contrarios fuera”.
Es bueno recordarlo ahora.
Recordaba Martín Benito que no se puede dejar pasar el tiempo. En este encuentro uno de los ponentes, Héctor García Gil, ya recordaba que en 2007, la reforma estatutaria recoge que “el leonés será objeto de protección específica por parte de instituciones (...) Su protección, uso y promoción será objeto de regulación”. Leerlo ahora nos obliga a preguntarnos: “¿Que se ha hecho en dos años?”.
Y queda por abordar uno de los pasos seguramente más complicados, el proceso de normalización y su uso más allá de la tradición oral. Los profesores Morala y María Cristina Egido de la ULE apuntan que “el mayor problema que se le plantea al leonés para su codificación es la falta de una variante históricamente prestigiosa o socialmente mayoritaria”.
Pero eso ya es ir muy lejos.
Lámina: Mapa de lenguas y dialectos de la geografía de Vicens Vives del año 1967.
Etiquetas: Etnología
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El portavoz de Cultura del grupo socialista en las Cortes autonómicas, José Ignacio Martín Benito, mostró hoy su satisfacción por el acuerdo por unanimidad alcanzado para que la Junta de Castilla y León regule la protección, uso y promoción del leonés, en cumplimiento del artículo 5.2. del Estatuto de Autonomía de la comunidad.


La Junta no tiene un plan. Las 23 esculturas apeadas en julio pasado del pórtico de la Catedral siguen depositadas en el claustro y en la torre -"tres de ellas-" sin que los expertos decidan cómo acometer la rehabilitación de unas estatuas que, en muchos casos, se encuentran en situación límite. «La Consejería de Cultura está a la espera de decidir el criterio de restauración más adecuado en función de los resultados de los estudios», según fuentes de la Junta.

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Las obras de rehabitación de la antigua sede del Museo de León en la calle Sierra Pambley, que albergará la sede del Procurador del Común, han sacado a la luz el patio interior de los Principia. Con este descubrimiento ya es posible hacer un cálculo de la disposición y dimensiones del cuartel general de la Legio VII. Así, el edificio tendría su límite norte en San Pelayo, el sur en la Vía Principalis (actual calle ancha) -”hay que subrayar que la Vía Principalis recibía este nombre porque a ella se abrían los Principia-”, el oeste en la calle Dámaso Merino y el este en el lugar que hoy ocupa el Museo Romántico. Es decir que, como explicaba el arqueólogo territorial de la Junta, Julio Vidal, en el artículo La situación de los Principia y la configuración de los Latera Praetorii , el lugar del que emanaba el poder del campamento pudo haber tenido una superficie de no menos de siete mil metros cuadrados.





